Recuperando rutinas

Rituales diarios que te ayudan a seguir con tu vida

Hoy he hecho la cama después de más de un mes. Desde hace años la hago todos los días. No me aporta nada práctico, y hay estudios que demuestran que no es del todo saludable por la proliferación de ácaros en un ambiente cálido, oscuro y húmedo, pero me da una paz que me resulta muy difícil de explicar. De cualquier modo, no hacer la cama es un indicativo claro de mi desánimo.

Antes nunca hacía la cama, me parecía una costumbre social ridícula y anticuada, además de insalubre (como ya he explicado más arriba). Me enseñaron a hacerla de pequeño pero solo me obligaban cuando estaba en el pueblo, y si podía me escaqueaba.
Hace un par de años, sobre abril de 2023, me dejó mi pareja y lo pasé bastante mal. Sin entrar en detalles, estuve mucho tiempo desganado del todo, sin apetito ni fuerzas para hacer nada. Un día decidí que podía empezar por rutinas sencillas (leí en internet que podía ser productivo): ya que no tenía ganas de ir al gimnasio podía empezar por cosas que pudiera realizar en casa. Hacer la cama fue una de esas rutinas, un ritual que me resultó extrañamente satisfactorio. Es fácil, rápido, y otorga una cálida sensación de realización personal. Es una gilipollez, pero cuando hago la cama siento que puedo encarar el resto del día sin problema. No es una cuestión de superstición y nada por el estilo, no creo que me vaya a pasar nada malo si no la hago. Es simple y llanamente una costumbre que me satisface, como lo puede ser leer antes de acostarme (rutina que debería recuperar también).

Pues bien, llevaba más de un mes sin hacer la cama. Ni siquiera al cambiar las sábanas. Colocaba la bajera y tiraba por encima la otra. Total, por la noche la voy a deshacer, qué más da.
Pero no da igual. A mi no. Y hoy por fin he conseguido hacerla. Y me he quedado guay. No ha cambiado nada, sigo estando jodido y pasando un duelo muy doloroso, pero estoy un poco mejor que ayer.

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